jueves, 29 de abril de 2010

A mí que no me llamen para el pacto

Cuando se trata de negociar un pacto se tienen que dar una premisa básica: todas las partes deben estar en las mismas condiciones, y esa premisa hoy no se da.

VICENTE ALCARAZ MIRA*


Mientras en la CEOE sigan manteniendo, como presidente, a Díaz Ferrán, ese señor que no tiene escrúpulos en decir que él no hubiera comprado un billete en Air Comet, antes de quebrar y dejar sin viajar a miles de ciudadanos, y sin cobrar a toda la plantilla; ese mismo señor que ahora parece que va a volver a dejar sin viajar a aquellos que reserven sus vacaciones en Viajes Marsans, si es que alguien se fía de este caradura, y que, por supuesto, también dejará a sus trabajadores sin cobrar. Mientras ese señor no cumpla con sus trabajadores y con la Seguridad Social, a mí que no me llamen a pactar reformas laborales con ese desaprensivo representante de los patronos españoles.

Mientras el PSOE confunda la O que lleva en su nombre, pensando que representa a la Oligarquía, por eso no tienen problema en eliminar el impuesto de patrimonio o proponer que sea el Estado quien pague una parte de los despido sin motivos, reduciendo la indemnización que debe asumir el empresario que destruye empleo en lugar de generarlo; a mí que no me llamen para pactar.

Mientras las propuestas de pacto de Estado supongan un nuevo recorte de derechos "por el bien común", recorte que siempre pagamos los mismos, a mí que no me llamen. Los otros, los que tienen el dinero hoy son los que tenían el poder hace muchos años y lo conservan, cambiando sus chaquetas las veces que haga falta.

A las trabajadoras y trabajadores nos tratan como ignorantes, tenemos que asumir como verdad absoluta lo que nos dicen la gran mayoría de medios de comunicación o lo que nos transmiten los tertulianos, como si fuesen independientes del poder económico. ¡¡El pacto social es necesario, hay que aumentar la edad de jubilación, el despido es muy caro, así no se crea empleo!!

El presidente de Mercadona comentaba recientemente que hemos vivido en la España de la riqueza y ahora tenemos que aumentar la productividad o amoldar -reducir- nuestros salarios. Nos piden aumentar la productividad y nos ocultan algunos datos que nos deberían hacer reflexionar sobre quién debe reducir sus beneficios: Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) el crecimiento de los salarios en el decenio 1995-2005 fue del -0,30%, mientras el crecimiento real de los beneficios empresariales fue del 73%. En el año 1980 la indemnización promedio por despido era de 60 días, hoy no supera los 19 días por año. El trabajo temporal en la UE es del 14,2% mientras en España está en el 33,3%.

El Gobierno ha propuesto aumentar la edad de jubilación a los 67 años, reducir las empresas públicas a su mínima expresión y recortar cincuenta mil millones de euros en inversión pública, es decir: rebajarán el presupuesto a los servicios públicos que privatizaron como la limpieza, recogida de basuras, transporte, aguas y dejarán de invertir en mantenimiento de carreteras, colegios, hospitales, ayuda a la dependencia, etcétera, convirtiendo el Estado de Bienestar en un reducto para los que lo puedan pagar.

La oposición da como alternativa la congelación del salario a los funcionarios, y la reducción de la indemnización por despido improcedente. La patronal pretende despedir a los mayores de 50 años y contratar a jóvenes al salario mínimo, sin derechos ni a paro ni a indemnización por despido, y para colmo quieren que les rebajen las cotizaciones utilizando la hucha de las pensiones.

Cuando se trata de negociar un pacto se tienen que dar una premisa básica: todas las partes deben estar en las mismas condiciones, y esa premisa hoy no se da. La clase trabajadora es la que ha puesto más, la que pierde el trabajo a miles, la que en cada reforma se ha dejado algún derecho, la que con cada acuerdo ve cómo se reducían o el valor de las pensiones o la indemnización cuando despiden sin motivo o la cuantía por desempleo. La otra clase, la empresarial, con cada reforma consiguen bonificaciones para los contratos, rebajas a la Seguridad Social, ahora quieren privatizar las pensiones, y poco a poco la riqueza del país se reparte de manera más desigual.

El pacto entre desiguales no es un pacto, es un atropello a los derechos de las trabajadoras y trabajadores para que unos pocos sigan manteniendo sus fortunas. Mientras que las únicas recetas para salir de la crisis que ponen encima de la mesa sean puestas por los que nos han metido en este berenjenal, a mí que no me llamen para el pacto. Estaré manifestándome el Primero de Mayo, "por el empleo con derechos y la garantía de nuestras pensiones".

* Secretario General del Sindicato Intercomarcal de la Federación de Servicios a la Ciudadania CCOO en las Comarcas del Sur

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...